20 May 2018 -
María Alejandra Medina C. / @alejandra_mdn*
El Espectador visitó el avance de las obras. Las 24 horas del día, volquetas entran y salen con materiales para compactar y así terminar cuanto antes la barrera que contiene al río Cauca. Sin embargo, el nivel del agua en el embalse sigue subiendo.
|
El material que se usa para impermeabilizar el relleno es similar a la arcilla. En la construcción, también se utilizan gravas (piedras pequeñas ) y enrocado (piedras grandes). Todos es finalmente compactado por un rodillo. |
Mientras en Antioquia más de 6.000 personas han salido de municipios como Valdivia, Tarazá, Cáceres y Caucasia, en busca de refugio en zonas seguras, alejadas de la ribera del río Cauca, que amenaza con aumentar, aguas arriba, en el proyecto hidroeléctrico Ituango, casi 11.000 empleados trabajan las 24 horas del día toda la semana para evitar la tragedia de la que huyen los pobladores. Día y noche, volquetas llenas de materiales, como rocas y similares a la arcilla, entran y salen de la parte más alta de la presa para terminarla. (Lea Embalse de Hidroituango está subiendo de nuevo: 20 centímetros por hora)
Sin embargo, el último reporte del Puesto de Mando Unificado conocido ayer reveló un dato inquietante: la obstrucción de dos salidas del cuarto de máquinas de Hidroituango. “Se estaban evacuando de 1.600 a 1.800 metros cúbicos de agua por segundo y hoy se están evacuando entre 800 y 900 metros cúbicos. Otro factor es que ayer (sábado), por grandes precipitaciones, especialmente río arriba, hubo unos caudales superiores a los 2.300 metros cúbicos. Es decir, llega más agua, pero se descarga menos agua. Entonces está subiendo el nivel en el embalse, aproximadamente 20 centímetros por hora”, explicó el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez.(Lea Faltan cinco metros para completar el borde superior de Hidroituango)
Por esa razón se mantiene la alerta roja en el corregimiento de Puerto Valdivia y los municipios de Cáceres y Tarazá. “Para evitar que el peor de los eventos se materialice, la condición de riesgo se mantiene”, advirtió el ministro de Minas y Energía, Germán Arce, quien precisó que los municipios de Caucasia y Nechí pasaron a alerta naranja, mientras los que están aguas abajo, a partir de San Jacinto del Cauca, pasaron a alerta amarilla.(Lea Finanzas de EPM son averiadas por Hidroituango)
El Espectador pudo ver de cerca el trabajo que se hace en la presa. Allí, el objetivo es llegar mínimo al metro 410 de la estructura que contiene al río Cauca. Este domingo se llegó al 407 y la compañía estima que la meta se alcanzará este miércoles. Una vez se logre, el peligro de que el río rebose la barrera y, como mínimo, provoque una creciente que arrastraría todo a su paso, estaría controlado. Con el muro terminado, el agua se desviará por la estructura conocida como el vertedero.(Lea Así avanzan las obras en Hidroituango)
En ese punto, una especie de cuatro toboganes gigantes de concreto, trabaja Wilfredo Villarraga, quien por estos días se convirtió en un famoso tuitero. Desde su cuenta, con 2.330 seguidores, trinó el 18 de mayo: “Mientras ustedes hablan y discuten, nosotros los humildes empleados arriesgamos todo para preservar la vida de otros”. El mensaje, que se refiere al impacto que la crisis del proyecto ha tenido en la opinión pública, va acompañado de una foto de las compuertas del vertedero y al cierre de esta edición tenía 4.413 retuits y 10.900 “me gusta”.
Villarraga afirma que lo escribió de forma espontánea y que nunca se imaginó que tendría tanto alcance. “No soy bueno para manejar redes, entonces busqué el apoyo de mis hijos. Uno estudia publicidad y otro, economía. Les pregunté cómo se debía manejar eso y me explicaron, porque ellos saben más de eso. Me dijeron que habrá personas que, así uno haga lo mejor que pueda, lo atacarán a uno”, cuenta. Y en efecto, así ha sido, pero eso no ha impedido que siga reportando a diario el avance de la obra.
Villarraga es de Bogotá. Es técnico en producción de petróleo y llegó a Hidroituango hace casi un año, después quedarse sin empleo por la crisis en el sector de hidrocarburos, que comenzó en 2014, por el desplome de los precios del petróleo. Hoy se dedica a labores como la soldadura. Trabaja 14 días de corrido, por contrato hora labor, y descansa otros siete, en los que va a ver a su familia. Es consciente del peligro que corre y afirma que, pese a que su esposa y cinco hijos son lo más importante para él, ahora la prioridad es trabajar por los miles de personas que viven río abajo.
Su jornada empieza a las 5:30 a.m. Se prepara para una labor que termina a las 8 de la noche. Se arregla y desayuna en donde vive, el campamento Villa Luz del consorcio constructor de la obra, CCC Ituango. Ahí, a él y sus compañeros los recogen en buses que los dejan en el proyecto más o menos a las 7:40 a.m. Van a una reunión que comienza con una oración y reciben instrucciones y recomendaciones para el trabajo del día.
En esa reunión participa Juan Carlos Canchila, de Salud y Seguridad en el Trabajo (SST), básicamente un grupo de auxiliares, inspectores y coordinadores que están pendientes del bienestar de los trabajadores. El miércoles pasado, cuando se desató la más reciente emergencia por el bloqueo en uno de los accesos a la casa de máquinas —el único conducto de evacuación de agua desde el 10 de mayo—, Canchila estaba precisamente en la parte alta de ésta.
“Cuando los (ingenieros) residentes se dieron cuenta de que se tapó el túnel, empezó el plan de contingencia. Fueron precisos en que había que desocupar la casa de máquinas. Tuvimos 24 horas para hacerlo, sacamos elementos y EPM trató de salvaguardar parte de sus equipos”, afirma. Agrega que las contingencias “son cosas que tenemos previstas, pero no sabemos el momento en que van a suceder”.
Por cierto, por lo que me contó, no es amigo de la viralidad de los videos como los que se filtraron a los medios el día del taponamiento en la casa de máquinas. Dice que fomentan la desinformación: “Sacan los videos no con la información que debe ser, y eso ha hecho que hasta nuestras familias nos digan que no tenemos nada que hacer aquí”. Desde ese miércoles, afirma, se han reforzado las condiciones de seguridad: “No entra nadie a ningún área sin que SST o la brigada de rescate profesional entren primero a hacer la evaluación de las condiciones”.
Canchila trabaja desde hace más de dos años en el proyecto y, al igual que su colega, parece optimista. A diferencia de los compañeros que, me dice Villarraga, han renunciado desde que comenzó esta crisis. Todos en conjunto son otra cara de la emergencia. En esta parte de Antioquia cada quien corre su propia carrera: arriba, los cerca de 11.000 trabajadores que intentan evitar una catástrofe; abajo, las autoridades que buscan atender la situación con prontitud, y, por supuesto, los valdivenses, tratando de alimentar a tiempo a sus hijos y buscando un lugar seguro que les permita dejar los albergues.
* Enviada especial a Antioquia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario