Ayer fue un día donde la democracia en Colombia salió mal librada, en medio
de las campañas electorales. En horas de la mañana miles de jóvenes protestaron
en Popayán contra la presencia del candidato al Senado y ex presidente Álvaro
Uribe Vélez, lo grave del hecho es que a pesar de ser una movilización
pacífica, la policía de manera arbitraria decidió atacar a las personas que se
encontraban protestando, siendo un ataque directo a la democracia.
El otro hecho ocurrió en la capital de Norte de Santander, Cúcuta, mientras
que el pre candidato con más opciones para llegar a la casa de Nariño, Gustavo
Petro arribaba al Parque Santander donde daría su discurso de campaña, fue
atacado en extrañas circunstancias por miembros de la derecha colombiana. El
acto político fue saboteado, lo que llevó a que fuera suspendido dada la falta
de garantías democráticas para el ejercicio político, este ataque fue impulsado
desde hace varios días desde la alcaldía de Cúcuta al negarse en reiteradas
oportunidades el permiso para que el candidato hiciera campaña en plaza pública,
además por orden del Alcalde fue desinstalada la tarima. Así lo denunció Petro
en su discurso pronunciado luego de las 7:00 pm.
Petro ha denunciado al ex alcalde de Cúcuta
Ramiro Suarez Corzo, quien desde la cárcel se dice que maneja la alcaldía de la ciudad,
a pesar de ser condenado por nexos con el paramilitarismo y por el asesinato de
dos personas, hecho por el que fue condenado a 27 años de prisión. Al parecer
los atacantes fueron traídos en buses desde diferentes puntos de la ciudad
pagados por los opositores de Petro, así lo comunicaron en la cuenta de Twiter.
Como Sindicato Redes, condenamos todo tipo de violencia venga de donde
venga y presentamos nuestra apuesta por la construcción de una democracia
solida, donde las personas no sean atacadas físicamente por las ideas que
defienden, creemos que los ataque contra Gustavo Petro y contra cualquier otro
candidato de una postura alternativa tienen como base el fomentar el miedo y la
idea de mantener al país sumido en estado de guerra permanente, manteniendo el
poder en las mismas familias.
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