En Colombia no hay partidos. El pueblo es uno solo, pero la oligarquía lo ha dividido en dos bandas irreconciliables para sacar provecho y beneficio.
(Jorge Eliécer Gaitán, 1903-1948)
En vísperas de las elecciones legislativas que se celebrarán el próximo 11 de marzo, los síntomas de este trastorno colectivo se han agudizado aún más debido al susto que está sembrando la derecha al fantasma 'castrochavista' personificada por el candidato progresista, Gustavo Petro. A la vez, la izquierda ha estado advirtiendo sobre el peligro de retorno de una derecha 'paraca' (paramilitar), representada por el candidato uribista, Iván Duque que terminará con la paz y atentará contra la democracia.
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Para asegurar que el país siga siendo uno de los 'principales aliados' de EEUU en el hemisferio, Washington designó a su mejor especialista estadounidense en América Latina y el Caribe, el subsecretario de Estado para Asuntos Políticos, Thomas Shanon y al consejero adjunto de Seguridad Nacional, general Ricky Waddell, como sus emisarios en el VII Diálogo de Alto Nivel entre Colombia y Estados Unidos. Los representantes estadounidenses enfocaron durante las conversaciones en la Casa de Nariño principalmente los temas de seguridad, defensa, narcotráfico y estrategia para hacer retornar a Venezuela a la 'democracia a la norteamericana' y asegurarse de que no habrá 'sorpresas' en las próximas elecciones en el país.
Donald Trump inclusive mandó un mensaje especial al presidente de Colombia, Juan Manuel Santos y a todos los asistentes a la reunión asegurándolos que "EEUU está de la mano de Colombia. No tiene el país mejor amigo y aliado que EEUU. Está de la mano de Colombia porque la prosperidad de ambos países está ligada. Nuestros intereses, nuestros valores son los mismos".
Si lo de la coincidencia de los 'valores' colombianos y norteamericanos es verdad, entonces no es de extrañar lo que escribió el periodista argentino radicado en México en el periódico La Jornada: "Sin guerras de invasión que lo justifique, las oligarquías colombianas han causado en el pasado medio siglo la muerte violenta de 200.000 personas aproximadamente" (14-09-2006).
© REUTERS/ JAIME SALDARRIAGA
También más de 20 exguerrilleros de las FARC y sus familiares han sido ajusticiados por los paramilitares. Los están matando los mismos que mataron y masacraron la Unión Patriótica (UP). Para entender lo que está sucediendo en Colombia, vale la pena refrescar la memoria histórica del país que registró en los años 80 y 90 la exterminación física de entre 3.000 a 5.000 militantes de la UP por grupos paramilitares, miembros de las fuerzas de seguridad del Estado y narcotraficantes de acuerdo al plan elaborado por la oligarquía nacional para impedir el ascenso de movimientos de izquierda en la política colombiana. El Observatorio de Memoria y Conflicto del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) de Colombia tiene un registro de 82.998 personas desaparecidas en Colombia entre 1958 y 2017.
© AFP 2018/ LUIS ROBAYO
En realidad, no ofrece nada concreto o algo radical, inclusive es crítico de la herencia de Hugo Chávez. Pero en la Colombia actual basta mencionar algo del progresismo para que los medios de comunicación en manos privadas se pongan en actitud de guerra.
Los analistas económicos y políticos como Andrés Moreno, consultor en Gestión y Riesgos están anunciando que si Petro gana las elecciones presidenciales 2018, "a los ciudadanos colombianos le quedan dos opciones: 1. Vende todo y se va del país. 2. Se queda al lado del Gobierno para enriquecerse en corto plazo antes de que el país quiebre".
Mientras los políticos y economistas emiten estos consejos que no implican necesariamente la violencia, los paramilitares van directamente al grano. Hace unos días con absoluta impunidad, Jhon Jairo Velásquez, el sangriento gatillero del narcotraficante Pablo Escobar, les envió a sus 59.000 seguidores en Twitter el mensaje de que habría que asesinar a Petro, tal como lo hizo en su momento el paramilitar Carlos Castaño con el líder del M-19, Carlos Pizarro.
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Durante estos últimos 70 años la matanza política siguió su curso hasta que la gente se acostumbró a ella y empezó a restar importancia a los asesinatos o a las agresiones a los líderes sociales que hacían denuncias clamando la paz. Hasta ahora las diferencias entre los contrincantes políticos en el país se resuelven con violencia en vez del uso de debates y argumentos, y con balas en vez de votos. Por eso no es de extrañar que el candidato a la presidencia Gustavo Petro de la Colombia Humana fuera víctima el pasado 2 de marzo de un atentado criminal en Cúcuta perpetrado por mafias criminales con el consentimiento implícito de la clase dirigente colombiana. En Antioquia, la aspirante al Senado Aida Avella en la Lista de la Decencia fue agredida por un extremista del urbismo.
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En el ambiente de la polarización política que está viviendo ahora Colombia, se perfilan dos partidos o grupos políticos antagónicos de mayor votación en el Congreso. El Centro Democrático que es uribista está tratando de catapultar a Iván Duque a la futura presidencia y a Colombia Humana progresista, encabezada por Gustavo Petro. Al momento de escribir este artículo, las encuestas de El Tiempo y La W Radio, arrojan un empate en la intención de voto de ambos candidatos (23,6% para Duque y 23,1% para Petro). Sin embargo, el Centro Democrático ya está considerado por los medios globales de comunicación como la primera fuerza del próximo Congreso.
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Nota de tomada de :https://mundo.sputniknews.com/authors/vicky_pelaez/
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