Después de un año recogiendo 900 mil firmas, el CNE dio un giro y
no solo atajó la revocatoria, sino que va a judicializar al empleado del
ETB que la lideró
Por: Iván Gallo |
Febrero 28, 2018
Durante muchos años el caleño Gustavo Merchán siguió una
rutina que a cualquiera hubiera desgastado. Se iba los viernes, después
de su trabajo en la ETB, tomaba un maletín con dos mudas de ropa en su
casa en el Barrio Bolivia cerca al Portal de la ochenta. Iba hasta el
terminal del Salitre y de ahí tomaba una van hasta Ibagué. Allí, en una
casa en Piedra Pintada, lo esperaban 40 personas para escuchar su
prédica evangélica. El nombre del grupo de oración incluso lo puso él
mismo: Palabra de Vida Eterna. Graduado de sociólogo en la Universidad
Cooperativa de Colombia, su libro preferido fue la Biblia. Siempre creyó
que el cambio social se daba a partir de la voz de Dios. Esta costumbre
que lo alimentaba espiritualmente, se interrumpió súbitamente hace un
año.
Empleado de la Empresa de Teléfonos de Bogotá desde hace 30
años, sus pasiones han sido predicar el evangelio y cuidar los derechos
de sus compañeros. Por eso mismo fue elegido desde julio del 2015 como
el Fiscal de Sintratelefonos Por ese compromiso, mientras estaba en un
congreso en Medellín, sus compañeros lo llamaron a comienzos del 2017.
Le explicaron, por teléfono, que había sido designado por
Sintrateléfonos para representar al sindicato en la revocatoria al
alcalde Peñalosa. En ese momento el movimiento, que estaba liderado por
Leonardo Puentes, contaba con el apoyo de La Unión Patriótica, La Marcha
Patiótica, los congresistas Ángela Robledo y Alirio Uribe, además de
sindicatos como la CUT, Fecode y Sintrateléfonos. Apenas supo, antes de
alegrarse incluso, llamó por teléfono a Yuri Marcela Rojas, la
santandereana con la que se casó hace 20 años. Ella, con la templanza de
las de su tierra, le dijo que fuera para adelante: que si no se soltaba
de la mano de cristo todo iba a salir bien.
Gustavo Merchán Franco nunca fue petrista. Su resistencia a
Peñalosa empezó cuando comprobó, en marzo del 2016, que el recién
elegido alcalde no iba a cumplir con sus promesas de fortalecer las
empresas públicas. Una de las primeras decisiones del nuevo
administrador fue meter en el cabildo de Bogotá la venta de ETB. La
posición fue defender la empresa a como diera lugar. Merchán propone
echar a andar un cabildo abierto. Recogen 70 mil firmas. Pero el día en
que se reúnen para discutir el tema, en febrero del 2017, el auditorio
del Instituto de Recreación y Deporte de Bogotá estaba lleno de
invitados aliados a Peñalosa. Sintrateléfonos reacciona inmediatamente
aglutinando a otras centrales obreras para hacerle frente a la venta del
ETB. De ahí sale la decisión de unirse a la revocatoria de Peñalosa. Él
no tener partido político fue fundamental para que se eligiera como la
cabeza visible del sindicato.
La labor de Merchán no pudo ser más eficiente: en 3 meses
recolectaron 900 mil firmas. Merchán se convirtió en el Representante
Legal del movimiento “Revoquemos a Peñalosa” En medio de todo empezó a
recibir las críticas más mordaces. Lo acusaban de hacerle juego a
Gustavo Petro, cuando él siempre que ha votado lo ha hecho en blanco. De
hecho, en redes sociales promueve que “La cultura del voto en Blanco
sería la alternativa para buscar nuevos candidatos”.
El esfuerzo del Sindicato por revocar a Peñalosa acaba de
caer en un limbo que parece definitivo. El Consejo Nacional Electoral,
en cabeza del magistrado Emiliano Rivera, le abrió una investigación
administrativa y una formulación de cargos a Gustavo Merchán, por
presunta violación de las disposiciones que regulan la presentación de
los estados contables de la campaña de recolección de apoyo y por la
superación de topes de financiación, fue una estocada al proceso: los
magistrados durarán discutiendo cerca de cuatro meses. De ahí se
dilataría aún más el proceso, sobrepasando el tiempo en el que Peñalosa
va a estar en la alcaldía. Ya nadie podrá tumbar al alcalde.
Gustavo tiene miedo. El pasado martes 27 de febrero una moto
se le acercó al auto donde iba y, el motociclista le hizo una señal con
la mano de que lo iban a ahorcar. No era la primera vez. Ya fue a la
Unidad Nacional de Protección y presentó un dossier con las amenazas. No
le asignaron más que un policía que va cada viernes a su casa a
preguntar como está. Le dio su teléfono por si se presentaba cualquier
inconveniente. Cada vez que llama no le contesta nadie. Su esposa ya no
lleva a su único de cinco años al parque y cada vez que sale de las
reuniones del Sindicato, a las 10 de la noche, tiene miedo de que le
pase algo camino al Transmilenio. Tiene evidencia, además, de que sus
líneas están chuzadas Ante el acoso, Merchán puso la denuncia en la
Corte Interamericana de Derechos Humanos en Washington
Lo único que consuela a este hombre de 55 años en ésta
temporada aciaga, es la de poder conectarse por Skype cada vez que puede
con el grupo de Palabra de Vida Eterna. Por ahora, su presencia en
Ibagué solo será espiritual o por redes sociales. La oración es su único
bálsamo.
Información tomada de las2orillas.com
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