Foto Internet: Iván Duque con José Obdulio Gaviria. |
Los análisis cuantitativos sobre los resultados electorales son abundantes y detallados: Duque gana con más de 10 millones de votos. Petro tiene un poco más de 8 millones, el voto en blanco reclamado por el Moir y la burguesía nacional tiene 800 mil sufragios y, la abstención alcanza la no despreciable cifra de 19 millones y medio de posibles sufragantes (53,3%) cifra muy semejante a la de la primera vuelta electoral.
Se puede decir cualitativamente que:
1- La facción de Uribe Vélez finalmente le ganó electoralmente la batalla por la hegemonía dentro de la clase dominante a la facción de Santos (Vargas Lleras, Gaviria, la U, conservadores santistas, etc) la que después de la primera vuelta se adhirió a Duque.
2- Con esta elección, Duque legitima electoralmente la unión del “uribe-santismo”, que ya venía funcionando en la esfera económica con la adhesión a Duque del Consejo Gremial integrado por 21 organizaciones gremiales; la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC) y, la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI).
3- Y, en la cobertura supraestructural se consolidan las “líneas generales” de la coalición ganadora señaladas por el abogado barranqueño J Manuel Carrero: la ideológico-religiosa (tradición, familia y propiedad) la ético-política (los medios justifican el fin mafio-paramilitar) y la línea programática (neoliberal-conservadurismo)
4- El Parlamento Colombiano elegido en la primera elección, tiene asegurada desde ya una absoluta mayoría a la coalición estructurada por Uribe Vélez alrededor del nombre de Duque, en el futuro desarrollo legislativo del nuevo gobierno. ¡Ay de Timoleón!
5- La abstención a pesar de haber disminuido ligeramente sigue gravitando como un elemento deslegitimador de la llamada “democracia colombiana”: 19´628 564 abstenciones son más votos que los obtenidos por el presidente elegido.
6- El Voto en blanco (800 mil) sobredimensionado por las encuestas como táctica anti-Petro y reclamado por el grupo maoísta Moir y adláteres, el que ahora anuncia su oposición al nuevo gobierno; no hubiera ayudado a modificar la elección de Duque así hubiese votado por su rival Petro. El Moir ha quedado finalmente destapado.
7- Todo lo anterior, sumado al discurso del presidente electo centrado en lo fundamental en destacar la unidad de Colombia (de la clase dominante). El binomio Seguridad-Justicia. Los conocidos “talleres democráticos” de AUV. El “matrimonio entre la agroindustria y el campesino”.
La desmovilización de las bases guerrilleras. La retoma de la retórica anticorrupción del fajardismo. “Las correcciones a la paz”, así como las zalemas a la “Fuerza Pública”; han abierto en el horizonte político colombiano, la posibilidad real de una segunda regeneración político-religioso-empresarial-autoritaria, al estilo de la de Rafael Núñez en 1886; frente a la cual no queda más que la movilización social y la resistencia en la calle, al mejor estilo del Brasil.
Información tomada de http://www.rebelion.org
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